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Incendio

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 Creo que acabo de obtener una nueva insignia de vida chilena: pasar algún incendio o catástrofe natural de cerca. Escribo algunas líneas porque en el tintero de los recuerdos todo se seca rápido y si no se archiva termina desvaneciéndose. Nada acabado ni concreto, pero si algo me queda claro es que estamos hechos tanto de las malas decisiones que tomamos y de las buenas medidas que tomamos para mitigar las consecuencias de ellas. Mi mala decisión tal vez fue haber salido de casa, tomado ese bus, o tal vez incluso tratado de devolverme a mi hogar. Pero una vez ya encausada, no tenía otro remedio que llegar a puerto.  Resulta que cuando llegue a la casa familiar de una querida estudiante, suenan todas las alertas de emergencia; todo a nuestro alrededor se quemaba, la nube negra y ceniza que sentí de camino estaba rodeándonos pero seguíamos desconectados (todo internet y teléfono no funcionaba, tampoco electricidad) en un oasis despejado. Esto me envalentono para salir a tomar un bus a c

Falta la lluvia

 Escucho la gnossienne 1 de Satie.  Estoy recostada en el sillón de mi departamento, y otra vez me lleva la nostalgia a algún lugar. Esta vez no es Shanghai, mi recuerdo favorito fabricado en mi cabeza. No es uno, sino muchos momentos y sensaciones: -paredes revestidas de madera, cuadros y muebles muy antiguos. Todo desagradablemente café, pero singularmente atractivo, quizás por la historia que se esconda. Capaz y suena la radio El conquistador. -El aroma de los libros viejos que tanto fascina; los puestos de libros de segunda mano en las galerías de Manuel Montt en Santiago, especialmente una que hace solo unos meses desapareció y que era una parada de algunos segundos cada vez que iba de la mano de mi querida tía abuela hacia el taller literario. -hojas de roneo, con su aspereza que tanto me desagrada. No hay peor sensación que lo que no es suave.  -algunas oficinas que aún conservan ese aire setentero en la usach. -La buhardilla de aquella casa en providencia, un lugar mágico del q

Period pain

A decade ago, I did not realise how much in pain I was until one day I almost fainted. It was just because it was the first day of my period and I thought it was starting to mess up with my life. Something must have been wrong. But it wasn't until I was to depart, to embark in an adventure in a foreign land on my own for the first time, that I checked and (un)surprisingly ended up in an operation theatre a couple of days later. I had a cyst removed, a giant ball that weighed at least 500 grams. Causing me pain, taking hostage my left ovary, of which now just a shadow remains. It was also the first time I was confronted with the question of whether I wanted children or not. Me, who was a closeted romantic, who didn't know if a guy would ever look at me but assumed that one day he would show up and suddenly everything will feel more grown up, more stable, more secure. That I would be able to enjoy the companionship and complicity that my parents shared, because even when thei

Enfrentamiento

Hoy he tenido que enfrentarme a mis miedos, a mi falta de fe. A no querer dejar ir. A aferrarse a una esperanza que no existe, amar de lejos, tener eso como regalo. Dejar que un abrazo, una mirada y una sonrisa cariñosa fueran suficiente. No quiero, realmente tener que someterme y tener que creerle a Dios. Ser capaz de ser transparente y orar de manera sincera, sin tapujos. Pedir lo que mi corazón quiere y también estar dispuesta a que el reordene prioridades según Sus deseos. Y estas lineas a alguien que no profesa fe, y especialmente quien no ha crecido en una relación personal y duradera con el Dios de la Biblia, y su hijo Jesucristo han de sonar locura. Pero muchos saben que no es así y si bien me duele en el alma no puedo dejar de trabajar en esto. Pero ay por Dios que me cuesta enfrentarme a las profundidades de mi corazón. He conocido gente tan valiosa, y tengo tanto miedo de que me dejen y olviden. Tengo tanto miedo de comenzar nuevas comunidades porque simplemente amo es

Shanghai bajo la lluvia

Es tarde. De madrugada. De esas tantas veces en medio de alguna otra tarea y donde las ganas de escribir me toman por sorpresa. O de al menos, escribir sobre lo que esta pasando en mi cabeza. En estas horas de madrugada, muchas veces estoy escuchando mis favoritas de Erik Satie, sus gymnopedies. O a veces la trillada pero sublime claro de luna de Debussy. Y sin fallar, por alguna razon me invade la nostalgia de Shanghai bajo la lluvia. Me transporto brevemente a dias nublados en esa ciudad  tan magnetica y compleja. Me imagino caminando en busca de un cafe en la concesion francesa, justo antes de que la lluvia arrecie. Entre los malls y entre los puestos tradicionales chinos. Entre los laowai y los shanghaineses. Es plena tarde, como las 4, o a veces me encuentro caminando por esos barrios residenciales que camine la ultima vez que estuve alli, como a las 11 de la manana. A veces, estoy buscando a alguien, otras veces estoy a punto de encontrarme con esa persona. Y otras veces apena

Lost blogs, missed updates

La gente ya no escribe. My friends do not write anymore. Or at least, they do not write blogs anymore. I think, everyone stopped blogging around 2012. If I look closely, I did stop for a while just around that time. I am assuming it was because of Facebook being in an all time high, where being part (or purposefully not being part) of the Facebook community was the way to be read and seen. Now we got used to its language; we are conditioned to write open letters, long opinions, "tl;dr"s, and whatnot through that medium. I kind of miss my friends' writing, although I never explicitly told them I read them. Because I didn't do it religiously (as most things in my life) nor my commitment to them was bound by time. Because let's face it, it is 2 am and I am in the middle of assessment pains but I am writing about writing. How meta, how useless, how ineffective. But their windows to their lives and souls are a bit different here than on Facebook. Here I write becau

Hygge

Mucha agua ha pasado bajo este puente, que está estrenando una nueva década pero irónicamente sintiéndose más joven e inexperta que nunca. A pesar de mi misma, y quizás por ese acto de haber dejado los sueños como propios y como algo de que aferrarse, es que fui sorprendida por los caminos del destino y mis propias decisiones.Dios concedió (si, Dios me lo concedió...creo que es hasta milagroso) terminé en Australia, estudiando diplomacia en la universidad que en algún momento dije que iba a estudiar. También recientemente pasé por el dolor más intenso de perder un ser querido. Sigue sintiendose irreal, el dolor sube y baja como las mareas y a veces envuelve como cuando nos llevan las olas del mar. Pero asi como el dolor tiene aire marino, asi también siento la presencia de Dios en la brisa, y su fuerza campante en estas olas que me han tocado navegar. Estoy lejos otra vez, sigo soltera, sigo con ánimos de familia algún día, sigo dejando que Dios se haga cargo de eso. Pero estoy más